sábado, 29 de octubre de 2011

Pió Baroja: El Árbol de La Ciencia y La Sima(A propósito de Los Detectives Salvajes)


Pió Baroja: El Árbol de La Ciencia y La Sima.
(A propósito de Los Detectives Salvajes)
En el divagar casi onírico de Los Detectives Salvajes hay una mención al cuento La Sima de Pío Baroja.
Xosé Lendoiro (uno de los tantos narradores que tiene el libro) menciona un supuesto evento que le ha ocurrido en el cual tiene que rescatar a un chico que hay caído en un grieta “profunda e insondable” llamada La boca del diablo. En realidad no es otra cosa que una recreación a manera de juego del “macabro” relato del escritor Vasco (Pío Baroja) donde se muestra la superstición popular y su enorme influencia-control sobre las personas. El espíritu chocarrero de Bolaño y sus menciones a autores contemporáneos y clásicos puede, por inercia o simple curiosidad, desencadenar la lectura de otros libros que de algún modo en su momento pueden haber “ayudado” al autor chileno a ser el gran escritor que hoy recordamos.
Desde la pagina 429 hasta la 442 de Los Detectives Salvajes (En Edición Compactos Anagrama), Bolaño no deja de citar La Sima y a Pío Baroja. Asimismo lo cita en su meganovela 2666(tengo ya una teoría de porque Bolaño escogió eso nombre). Esas citas no son gratuitas.
Es a raíz de este relato (la Sima) que me involucro con la novela El Árbol de La Ciencia de Pío Baroja, escritor de la Generación del 98. Se le critica a Baroja “acusándolo” de ser un narrador de estructura lineal, espontaneo, ininterrumpido y hasta de tener incorrecciones gramaticales. Sin embargo por otro lado resaltan una intensidad en diálogos, narraciones, y digresiones que levantan esta novela y la separan de muchas hasta convertirla en una obra importante y al autor en uno de los grandes de su época.
Su experiencia como doctor de profesión, su cuestionamiento de la realidad, la existencia, y su pensamiento pesimista (fue un ávido lector de Schopenhauer) se ven reflejadas magistralmente en El Árbol de La Ciencia.
Cualquier lector voluntarioso en leer una novela con matices filosóficos a lo Sartre, Unamuno, o Sábato, sin duda no se decepcionará con la pluma de Baroja. Su narrativa es asimismo por ratos entretenida y burlesca, algo que Bolaño explota muy bien incluso en momento tan oscuros como los asesinatos y/o muertes que ocurren en 2666 al igual que en Los Detectives…
Reproduzco aquí un breve comentario de Alianza Editorial Madrid de la contraportada del libro El Árbol De La Ciencia. La copia que tengo es usada y sus páginas amenazan deshojarse. Así la adquirí en Lima. Leo con nostalgia que le perteneció en el 73’ a un madrileño llamado Lolin Pery. Imagino este libro estará conmigo muchos años, por si llegase a perderlo o morirme he escrito mi nombre en él. Lo mágico de un libro impreso es que no muere tan rápidamente y puede perdurar e ir a otra mano cálida aunque nosotros ya no estemos.


EL ARBOL DE LA CIENCIA
El equilibrio entre capacidad inventiva y fidelidad a la realidad y las experiencias personales proporciona un carácter inimitable al mundo de ficción de PIO BAROJA (1857-1956) y otorga a sus novelas un primerísimo lugar en la literatura de nuestro siglo. EL ARBOL DE LA CIENCIA, publicada en 1911, figura entre sus obras más hondas, permanentes y valiosas.
La personalísima técnica narrativa del gran escritor Vasco—el gusto por la sucesión ininterrumpida de acontecimientos, a la abundancia de personajes secundarios, la hábil articulación de situaciones críticas, el impresionismo descriptivo, el rápido trazo de caracteres—alcanza en esta novela una eficacia ejemplar.
La irreconciliable contraposición entre el “árbol de la vida” y “el árbol de la ciencia del bien y el mal” informa el clima entero de la historia y explica su trágico desenlace.
El protagonista, Andrés Hurtado, estudiante primero en Madrid y luego médico en zonas rurales y en la propia capital conlleva el pesar de la existencia—“ la vida en general y, sobretodo, la suya le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable”—hasta la definitiva perdida de la esperanza, haciéndose en muchas ocasiones, portavoz de la visión del mundo y de los hombres—una concepción desilusionada del orden de las cosas que no implica, sin embargo , renuncia a la vida ni tampoco resignación ante el destino del propio Baroja.
ALIANZA EDITORIAL MADRID.
(NOTA DEL BLOGGER. A los que desean leer el cuento la Sima, tengo la versión en formato Word y puede contactarme yendo a mi perfil)

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