jueves, 9 de abril de 2009

HOMENAJE A UN AMIGO( CON POEMA DE PABLO NERUDA)



Hoy quiero hacer un homenaje a alguien que admiro mucho, no es ningún literato famoso pero es para mí tan relevante como cualquier artista. Se trata de un amigo mayor que por esas bendiciones del creador era también tío mío y después, en acto piadoso, aceptó ser mi padrino (alguna vez fui católico y aunque ya no lo soy respeto la libertad de cultos. Braulio García (el tío-padrino) nos dejó este martes 7 de Abril (sólo físicamente). A él le fascinaba la pintura. Quiero compartir con todos mis amigos, familia y cibernautas una de sus pinturas basada en La Venus de P.P Rubens:" La Ñusta". En el óleo (por capricho del destino inconcluso), La Ñusta está mirando un paisaje pequeño, un mimetismo de la obra de Gustavo Courbet (El Origen del Mundo.)
Asimismo como homenaje al buen Tío Braulio que siempre estará con nosotros, publico un poema de Pablo Neruda: Alturas de Macchu Picchu. Mi familia por ambos flancos proviene del Cuzco por lo que esta tierra es sagrada para mí aunque mis padres migrantes hayan hecho que yo naciera y viviese 29 años intensos en Lima;pero como todo es ilusión y las arenas del tiempo lo mueven todo, Lima ahora tampoco es mi ciudad pues vivo en el exilio desde el 2000.


Pablo Neruda Alturas de Macchu Picchu


Sube a nacer conmigo, hermano. Dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado. No volverás del fondo de las rocas. No volverás del tiempo subterráneo. No volverá tu voz endurecida. No volverán tus ojos taladrados. Mírame desde el fondo de la tierra, labrador, tejedor, pastor callado: domador de guanacos tutelares: albañil del andamio desafiado: aguador de las lágrimas andinas: joyero de los dedos machacados: agricultor temblando en la semilla: alfarero en tu greda derramado: traed a la copa de esta nueva vida vuestros viejos dolores enterrados. Mostradme vuestra sangre y vuestro surco, decidme: aquí fui castigado, porque la joya no brilló o la tierra no entregó a tiempo la piedra o el grano: señaladme la piedra en que caísteis y la madera en que os crucificaron, encendedme los viejos pedernales, las viejas lámparas, los látigos pegados a través de los siglos en las llagas y las hachas de brillo ensangrentado. Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados y desde el fondo habladme toda esta larga noche como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis, ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, como un río de tigres enterrados, y dejadme llorar, horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares. Dadme el silencio, el agua, la esperanza. Dadme la lucha, el hierro, los volcanes. Hablad por mis palabras y mi sangre.

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