Escribo estas palabras desde México, parte del mundo occidental pero no parte crucial, o al menos no considerada así. Patio trasero de Estados Unidos, país del sur global, territorio violento, de gobiernos vacilantes o subordinados o fallidos. No es del todo así, por supuesto: lo real siempre es mucho más rico, más complejo que los estereotipos. Pero esa es nuestra imagen fuera de las fronteras del país: la reducción a la que se nos somete y que nosotros mismos fomentamos y repetimos cuando nos conviene. Seguir leyendo:
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